Junio es una época de celebración contagiosa. Es un momento de fiesta, de sentirse orgulloso de ser quien eres. Es el momento de celebrar las conquistas de la comunidad LGBTQIA+ y de llenarse también de energía para afrontar juntos el largo camino que todavía tenemos por delante.
La verdad es que, para cada persona, para cada letra de ese acrónimo, existe una historia. Algunas son buenas y otras no tanto, pero juntas componen un largo camino de lucha por la igualdad de derechos, el respeto y la aceptación.
Mucho más allá de la celebración, el mes del orgullo LGBTQIA+ –a menudo denominado cariñosamente solo «Mes del orgullo», del inglés «pride month»– es un acto intrínsecamente político repleto de manifestaciones e intentos de entablar debates públicos sobre los temas que afectan a la comunidad y todo lo concerniente a ella. El objetivo es llegar a más personas y generar aún más apoyo a la causa, además de acoger a quienes forman parte de la comunidad. Más que nada, se trata de celebrar la historia de los que nos precedieron.
La celebración no ocurre en junio por pura casualidad. El 28 de junio de 1969, la Revuelta de Stonewall marcó la lucha de la comunidad para siempre.
Una pared de ladrillos y puertas bajas y oscuras indicaban una pequeña entrada, y un gran cartel luminoso decía «Stonewall Inn». Todavía faltaban 11 años para que las relaciones entre personas del mismo sexo se permitieran en Nueva York. En aquel tiempo, el único estado de EE. UU. que reconocía este derecho era Illinois.
Stonewall Inn era un bar muy famoso en aquella época, y acogía sobre todo a la población LGBTQIA+, lo que estaba prohibido. El bar tenía permiso para continuar con sus actividades porque sus dueños pagaban sobornos a la policía. Sin embargo, Stonewall no seguía la mayoría de las determinaciones legales exigidas a los bares de la época; por ello, era inspeccionado con frecuencia.
El 28 de junio de 1969, la policía acudió al establecimiento para comprobar la validez de su licencia para vender alcohol, pero actuó con violencia al intentar detener drag queens por acusaciones como «vestimenta inapropiada». Marsha P. Johnson, una drag queen que estaba en el bar en el momento de la confusión, fue la primera en lanzar uno de los ladrillos que componían la pared del bar hacia los agentes de policía. Sylvia Rivera, drag queen y mujer trans, inició el enfrentamiento físico con la policía. Muchos hicieron lo mismo, y trece personas fueron detenidas.
Después de esa noche, los seis días siguientes estuvieron marcados por las protestas a favor de la comunidad LGBTQIA+ por las calles de Nueva York, que reunieron a personas de diferentes orígenes y realidades socioeconómicas.
Aunque lo ocurrido en Stonewall Inn no haya sido el comienzo de la lucha de la comunidad LGBTQIA+, fue un hito fundamental para llamar la atención sobre la causa, generar protestas y fomentar debates en todo el mundo. Por eso, desde 1969, junio se considera el «Mes del orgullo» y es un momento de celebración para la comunidad LGBTQIA+.
Hoy, Stonewall Inn es un monumento nacional reconocido por el gobierno estadounidense desde mayo de 2016, el primero dedicado a los derechos de la población homosexual.
En 2016, la ciudad de Nueva York expresó su deseo de erigir un monumento en el barrio de Greenwich Village dedicado a Marsha P. Johnson y Silvia Rivera. Además de su papel en la Revuelta de Stonewall y en el activismo por la liberación queer, ellas fundaron a S.T.A.R –en español, «Travestis Callejeras de Acción Revolucionaria»– en 1970. La organización se dedicaba a ayudar a las personas sin hogar de la comunidad LGBTQIA+.
La homosexualidad, así como la transgeneridad, no son fenómenos recientes en sí mismos. Lo que sí es nuevo es la libertad de hablar sobre el tema, así como los derechos adquiridos a través del activismo. A pesar del gran esfuerzo, dolor y sufrimiento, siempre hay motivos para celebrar el «Mes del orgullo». Cada paso en esta trayectoria refleja la memoria de cada uno de los que lucharon para que todo eso fuera posible. Y son muchos, muchos pasos.
En São Paulo, más de 3 millones de personas participaron de la Marcha del Orgullo en 2019. En Nueva York, ¡más de 2 millones de personas estuvieron presentes!; y en Berlín, ¡más de 1 millón!
La sensación de pertenecer a una comunidad que siente y piensa como tú es increíble, pero la verdad es que, en muchos países del mundo, esto todavía no es posible. Peor aún: está prohibido.
Estos son países en los que las relaciones entre personas del mismo sexo pueden ser castigadas con encarcelamiento, prisión perpetua o incluso con la pena de muerte.
En Fiyi, el derecho a tener una relación homosexual no se estableció hasta 2001. En India, en 2018. En Bután, todavía en este año de 2021, según Equaldex.
Pero no es todo. Incluso en los países en los que está permitido relacionarse con alguien del mismo sexo, como Brasil y Estados Unidos, la discriminación contra los miembros de la comunidad todavía no es totalmente ilegal. Un ejemplo de esto es que Brasil es el país que mata a más personas LGBTQIA+ en el mundo, con una muerte cada 23 horas. En Estados Unidos, por ejemplo, no existe ninguna protección de los derechos LGBTQIA+ en los entornos laborales.
Durante el apogeo de la epidemia de sida, enfermedad causada por el virus del VIH, se culpó a la población homosexual por la crisis. En Estados Unidos, la enfermedad mató a 324.029 hombres y mujeres entre 1987 y 1998. A mediados de la década de 1990, uno de cada 9 hombres homosexuales tenía un diagnóstico de sida, y uno de cada 15 había muerto. No era raro que los médicos se negaran a ver a pacientes con la enfermedad por miedo a contraerla ellos mismos. Por supuesto, el impacto en la comunidad fue violento.
A pesar de todos los cambios que ha experimentado el pensamiento colectivo y de la mayor concienciación popular sobre el virus, los datos de 2019 señalan que el 64% de la población que vive con el VIH afirma haber sufrido algún tipo de discriminación, y el 37% dice sentirse avergonzado por haber contraído el virus.
Brooklyn, São Paulo, Oslo, Seattle, Los Ángeles y otras ciudades del mundo organizan anualmente, en junio, eventos presenciales y virtuales para debatir temas relevantes para la comunidad LGBTQIA+.
Este año, Boston Pride realizará una transmisión virtual de «Pride Lights», un evento en honor a todos los que han muerto de VIH/SIDA. Este es también el tema de la Marcha del Orgullo LGBT+ de São Paulo de este año, con conferencias y debates sobre la prevención y la concienciación sobre el virus.
En San Francisco, en Estados Unidos, los organizadores del mes del orgullo reservaron dos noches para una sesión de películas de temática LGBTQIA+, idea que también adoptaron algunas cadenas de televisión para la celebración del mes de junio.
En Copenhague, el podcast #YouAreIncluded trae debates sobre deportes, derechos humanos, arte y cultura, relacionándolos con la comunidad LGBTQIA+. Su propuesta es escuchar a los participantes e involucrarlos en la conversación.
El grupo Seattle Pride propone otros debates importantes, como acabar con la «Terapia de Conversión», las personas LGBTQIA+ sin hogar, los problemas de salud y el entorno profesional y familiar de las personas de la comunidad LGBTQIA+.
La salud mental, preguntas y respuestas para las familias con personas queer y la propia importancia de celebrar el mes del orgullo son temas que se plantean para el debate. ¡Y estos son solo algunos ejemplos de tantos contenidos que se proponen este mes en todo el mundo!